extracto de
declaraciones publicadas en la revista Mondo
Sonoro
(marzo-1999)
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El
título es una forma de quitarle hierro al asunto. De
decir que, aunque las canciones son muy importantes
para mí, no son nada si se las compara con otros
aspectos de la vida. También es cierto que es una
especie de aviso para que nadie busque cosas donde no
tiene necesariamente por qué haberlas. Puede que el
disco tenga varios niveles, pero no es necesario, ni
siquiera importante, llegar hasta el último de
ellos. Puedes quedarte en el más superficial y
disfrutar con la melodía, y eso es tan legítimo y
respetable como querer profundizar más.
Mucha
gente considera pretencioso dejarse influir por la
literatura cuando se trata de pop y rock, pero no
creo, o al menos no es mi caso, que uno pueda elegir
sus influencias, y si lo hace ya no es una verdadera
influencia. Quiero decir que la influencia es algo
subconsciente, y la acción de elegir es un acto de
voluntad que nada tiene que ver con el subconsciente.
Así que cualquier libro que leo, cualquier película
que veo, cualquier conversación con amigos o
desconocidos es una influencia. Y cualquier
influencia es susceptible de convertirse en música.
Dejé
Fuck My Dreams porque estaba cansado. Cansado de
tocar en un grupo de rock con estructura de grupo de
rock, lo cual quiere decir 2 guitarras-bajo-batería
sonando al mismo tiempo en todas las canciones,
porque si no el músico que no toca se aburre.
Cansado de ensayar duramente para después ir a tocar
a un garito donde a la gente no le interesa tu
música y donde el empresario chorizo de turno te
chulea la pasta. Así que decidí que podía obtener
más satisfacción en casa con el 4 pistas y además
no cansarme tanto.